Almodóvar es Almodóvar haga lo que haga, y su sello es una impronta tan particular en esta obra que le permite alcanzar cotas insospechadas a la hora de atrapar al espectador como lo haría una tarántula.
Las dos horas que aproximadamente dura la película pasan volando. El confinamiento, la obsesión, la pulsión sexual y el voyeurismo más recalcitrante se dan cita en una apuesta personal por el género fantástico que va de la mano del habitual eclecticismo de un director que despierta tanta simpatía como aversión.
Las dos horas que aproximadamente dura la película pasan volando. El confinamiento, la obsesión, la pulsión sexual y el voyeurismo más recalcitrante se dan cita en una apuesta personal por el género fantástico que va de la mano del habitual eclecticismo de un director que despierta tanta simpatía como aversión.
La piel que habito es un crisol en el que se forjan elementos muy diferentes entre sí: drama, ¿comedia?, mal gusto también y algo de esperpento en forma de tigre, pero sobre todo Arte: no hay un solo encuadre que no se haya planificado hasta la obsesión, ni una sola imagen de Elena Anaya que no haya sido procesada hasta conseguir que el espectador tenga una idea muy clara de suntuosidad del tacto de su piel y de la perfección de sus enormes ojos castaños, ¿cómo no sucumbir ante ella?
Del elenco destacar el fabuloso trabajo de todos y cada uno de los actores que se han puesto delante de la cámara. En cuanto a los pesos pesados, Banderas se desenvuelve como pez en el agua dentro de la piel de un cirujano macabro, Elena Anaya, inmensa a las órdenes del director, con su atuendo inquietante y su ambigüedad, Marisa Paredes, madre doliente y sirvienta con un puntito de amargura sensacional (la personalidad que está consiguiendo la voz de esta actriz con el paso de los años...) y Eduard Fernández, que apenas tiene tiempo para destacar, solvente en su papel de compañero y amigo. Pero también merecen un reconocimiento los papeles secundarios, que brillan sobre todo al final, en especial Bárbara Lennie y Susi Sánchez. En cuanto a Jan Cornet, hay que decir que Almodóvar ha sabido exprimir su talento con un papel que es un regalo del cielo para cualquier actor.
La piel que habito nos deja la imagen pura de la dualidad del cine de Almodóvar, la risa contenida ante una tragedia que al verbalizarse, sencillamente trasciende lo ridículo para alcanzar la catarsis.
SORTEO Consigue uno de los ejemplares que sorteamos de la obra de Thierry Jonquet en la que se ha inspirado Almodóvar para crear su película pinchando aquí.
Nota: 9/10
Presta especial atención: a la magnífica banda sonora, muy potente en los momentos clave, pero perfecta a lo largo de toda la cinta.
La mejor escena: además del encuentro final, hay varias escenas rodadas en planos picados y contrapicados, (escenas violentas, en las que el encuadre añade una mayor carga a la acción) que recuerdan al mejor Hitchcock.
Un punto de inflexión: el flash-back marca el pistoletazo de salida para el arranque del meollo de la cinta, a partir de ahí va in crescendo hasta el final.
Presta especial atención: a la magnífica banda sonora, muy potente en los momentos clave, pero perfecta a lo largo de toda la cinta.
La mejor escena: además del encuentro final, hay varias escenas rodadas en planos picados y contrapicados, (escenas violentas, en las que el encuadre añade una mayor carga a la acción) que recuerdan al mejor Hitchcock.
Un punto de inflexión: el flash-back marca el pistoletazo de salida para el arranque del meollo de la cinta, a partir de ahí va in crescendo hasta el final.
Una pega: que el arranque es un poco lento. Aunque la factura de la película es tan buena que no importa demasiado.
Todos los actores actúan a un gran nivel, creo que porque están muy bien dirigidos. Tambien me gusta mucho la reflexión sobre la venganza que subyace en la película y la mezcla de drama y sentido del humor que hay en algunos momentos de la historia. Está bien resuelta, la fotografía y la puesta en escena son extraordinarias. Me parece una gran película.
ResponderEliminar