Arrietty y el mundo de los diminutos, belleza en estado puro

Este viernes podremos disfrutar de la nueva producción de los estudos Ghibli, que llega con bastante retraso a las pantallas españolas. Arrietty y el mundo de los diminutos se estrenó en Japón hace más de un año, en el mes de julio de 2010 en concreto, superando en taquilla a Toy Story 3 y salvando a los estudios de animación de la quiebra.

También se ha alzado con el Premio a la Mejor Película de Animación de la Academia de Cine Japonés, catapultando la carrera del joven director Hiromasa Yonebayashi y superando los 110 millones de dólares de recaudación.

La película, que cuenta con el guión de Miyazaki, está basada en la novela de Mary Norton “The Borrowers”. Y es que los diminutos habitan en las casas de los humanos, haciendo incursiones en ellas para poder sobrevivir. Cuando lo hacen toman prestados algunos preciados bienes como azúcar, papel, etc. La expresión es difícil de traducir al castellano, porque no se trata de un robo, y aunque a lo largo de la película se explica sobradamente, el título en castellano ha optado por obviar esta referencia.

La ternura con la que se retrata a los diferentes seres vivos que pueblan la película, las preciosas relaciones humanas que se tejen en la diminuta familia o la delicadeza de Sho, hacen que nos preguntemos ¿quién demonios la ha calificado para mayores de 10 años? Esta película es recomendable para todas las edades por su mensaje ecologista, por fuerza con la que defiende la libertad y la asunción del destino propio. Pero, sobre todo, porque es bellísima y por la maestría técnica en la animación, que sigue una línea de continuidad con las películas previas del estudio. No obstante, en esta ocasión la película carece de las abundantes referencias culturales japonesas que se nos escapan a los espectadores occidentales, haciendo de que la obra sea más universal e incide en esos pequeños matices que hacen que "de gusto" literalmente estar frente a la gran pantalla.

 

El tempo es lento, permitiendo que el espectador se deleite a su gusto y dándole tiempo para reflexionar sobre lo que ve. Se plasma el esfuerzo de los pequeños seres para alcanzar sus objetivos, porque es preciso para comprender su historia y no se escatima en medios para que el mensaje llegue, claro y diáfano. Si un coche está en marcha, lo vemos vibrar porque el motor está encendido. Si alguien se baja del coche, éste se hunde levemente... es el milagro de la animación de toda la vida, artesanal, en dos dimensiones, y que impresiona mucho más que otros proyectos no consiguen atrapar al espectador a pesar de su realismo.

Nota: 10/10
Presta especial atención a: la preciosa música de Cécile Corbel, que tiene toques celtas fundidos con notas tradicionales japonesas. Una delicia para los oídos.

La mejor escena: el marco de la película, la naturaleza es tan apabullantemente hermoso que es difícil marcar cuál es la mejor escena de la película, probablemente aquella en la que Arrietty trepa al tejado de la casa no sin dificultad abriéndose paso entre la enredadera para poder contemplar después los campos circundantes. El nivel de empatía que desprende la joven Arrietty es espectacular. Y los títulos de crédito finales son una maravilla. También destaca la escena en la que todos los humanos observan con ilusión la antigua caja de muñecas, en ese momento, todos son niños. incluida la abuela de Sho.

Un punto de inflexión: como en aquella serie de dibujos animados que tanto nos gustaba a muchos de niños, los diminutos no pueden ser vistos por humanos, y cuando esto sucede todo se pone patas arriba.