Con derecho a roce, la eterna batalla entre el sexo y el amor

Por cortesía de SensaCine y de Sony Pictures, Vicky Vila y Jose Andrés pudieron disfrutar del pase especial para bloggers que se celebró la semana pasada. Ellos nos cuentan qué les pareció una película que ha contado con un despliegue comercial bastante impresionante en nuestro país, a pesar o gracias al elocuente cartel promocional.

Érase una vez, hace mucho mucho tiempo, un loco que acuñó el término “sueño americano” y nos hizo creer que todos tenemos derecho a vivirlo: grandes casas con perro, familias felices y amor mucho amor, amor que rezuma por los poros pero, eso sí, siempre amor verdadero. Cuando nuestras fuerzas parecen flaquear, siempre llega a nuestras pantallas alguna película para hacernos recobrar las fuerzas, las de seguir y poder con todo, en este caso Con derecho a roce.

Con derecho a roce comienza con la ruptura sentimental de Jamie (Mila Kunis) y Dylan (Justin Timberlake) con sus respectivas parejas. Jamie, catalogada por su ex-pareja como desequilibrada emocional, decide vivir sin involucrase en ninguna relación sentimental y dedicarse entera y plenamente a su trabajo de cazatalentos en una gran empresa. Dylan, por su parte, catalogado por su ex–novia como una persona carente de sentimientos y adicto al trabajo, decide refugiarse en éste para hacer despegar su carrera como director artístico en una revista de Internet. En esta nueva situación se encuentra cuando recibe una tentadora oferta de empleo  tramitada por la empresa de Jamie para trabajar en Nueva York en la revista GQ. Así es como se cruzará la vida de ambos.

Dylan abandona los Ángeles y se instala en Nueva York, al ser un nuevo forastero y no conocer nada ni a nadie, entabla amistad con Jamie, una amistad que cada vez será más fuerte. Una noche viendo una comedia romántica, mantienen una conversación sobre porque el sexo siempre estropea las cosas y desborda todo de emociones, de esta manera deciden que ellos van a conseguir quitarse ese cliché de encima, demostrando que el sexo es como “practicar tenis” y con quién mejor que con ellos, que son guapos, atractivos y amigos. En fin, puesto que ya se lo dicen todo ellos, solo queda verlos en acción.

A pesar de las reticencias de ambos de que sexo y amor no han de ir unidos poco a poco irán viendo que los dos estaban equivocados.

Lo mejor que se puede decir de esta película es que es la típica comedia romántica, con la peculiaridad de que no intenta ser otra cosa ni engañar al espectador, lo cual es de agradecer. En su falta de pretensiones se encuentra su mayor virtud.

Nota: 6/10

Presta especial atención: a las localizaciones, imágenes de Nueva York y los Ángeles, un auténtico deleite para la vista.

La mejor escena: los bailes callejeros, conocidos como flashmob, bailes improvisados en momentos inesperados y con gente que no se conoce.

Un punto de inflexión: La parte que habla del Alzheimer, enfermedad sufrida por el padre de Dylan, nos hace ver un poco más cercanos a los personajes y tener algo más de conciencia social, aunque quizás el lenguaje no sea el adecuado.

Una pega: Según el film, solo tenemos una única pareja ideal destinada para nosotros, aunque fuera tu amor de juventud y la madre de tus hijos sea otra mujer.