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CRÍTICA El hobbit: la desolación de Smaug

Por cortesía de SensaCine, pudimos acudir a la premiere de la película en los cines Kinépolis, ver de cerca a los altísimos Luke Evans y Richard Armitage (increíble que interprete a un enano) y os ofrecemos hoy la crítica completa. En El hobbit: la desolación de Smaug nuestra nueva comitiva se enfrenta a la aventura una vez más, esta vez no cantan canciones y no explotan el lado cómico de los personajes tanto como en la primera parte, quizá porque la cosa se ha puesto demasiado seria...

Los enanos, con Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage) al frente tienen que reconquistar su tierra Erebor y enfrentarse a un poderoso y destructivo dragón que les arrebató todo lo que poseían. En esta segunda parte de la precuela de El señor de los anillos, el hobbit Bilbo (Martin Freeman) será el cerebro e ingenio del grupo,:se trata de un personaje repleto tanto de candidez como de lucidez, en ocasiones se enfrenta a peligros que ni entiende pero en cierto modo su valentía (sin fuerza bruta) le hace salir de situaciones dificilísimas.


Es verdad que por llevar el anillo sabe que puede desaparecer y por tanto quizá su arrojo en parte dependa de eso pero, en cualquier caso, este personaje representa brillantemente la personalidad de los hobbits, como Frodo, Sam, Merry, Pippin y en algún momento incluso Smeagol (más tarde transformado en la criatura Gollum), seres por los que Gandalf (Ian McKellen) siempre ha sentido gran admiración.

Bilbo y Thorin Escudo de Roble

Si bien en la primera parte (El hobbit: un viaje inesperado) se echó un poco de menos el protagonismo de los hobbit y su modo de ser, en esta parte Bilbo consigue transmitirlo por sí mismo, es decir, representa una mezcla de "metepatas" con ser ingenioso que descubre la clave cuando todo parece estar perdido y es también en cierto modo incorruptible aunque obviamente se siente atraído por el anillo e incluso miente con tal de seguir poseyéndolo, vemos también cómo se va fraguando su personalidad y se va convirtiendo en un hobbit con más sabiduría cada vez.

En el transcurso de las aventuras se ven envueltos en múltiples riesgos como cohabitar con un cambiapieles (un ser que se transforma en bestia), ser capturados por arañas listas y gigantes, ser atrapados y encarcelados por los elfos del bosque, ser atacados por orcos descomunales, extraviolentos y muy fuertes, tener que esconderse entre montones de pescado crudo... y esto no es nada para cuando llegan al dragón. Los enanos son rudos y fuertes pero no sé cómo salen vivos, de verdad, especialmente al cruzar los rápidos del río dentro de los bidones y, como no, a al ser atacados por la horda de orcos. Las aventuras son rápidas y trepidantes, sólo posibles en un mundo de fantasía. El grupo permanece unido a pesar de la adversidad.

Beorn cuando se transforma en un terrorífico oso

Durante la huida del reino de los elfos, el enano Kili sobrino de Thorin (Aidan Turner) es herido por los orcos con una flecha venenosa y al llegar a Esgaroth está prácticamente agonizando de dolor por tanto él no puede acompañar a Thorin a la montaña para luchar contra el dragón ya que está grave. Su hermano Fili (Dean O'Gorman) decide quedarse a cuidar de Kili: es la primera vez que se separan los enanos desde que emprenden la aventura y se ve que a Thorin le pesa tomar esa decisión.

Bardo el arquero (Luke Evans) representaría el sufrimiento, el valor/temor ante el dragón con el que todos saben que tarde o temprano tendrán que luchar. La historia se repite puesto que ya les pasó a sus antepasados cuyo pueblo quedó devastado por el fuego y destrucción que provocó Smaug.

Luke Evans como Bardo

El dragón Smaug está muy bien hecho, recuerda a un pterosaurio tanto en piel como en posee y su movimiento. Las secuencias en las que el dragón tiene que moverse, darse la vuelta o caminar en un espacio cerrado son muy convincentes, lo malo es que habla mucho rato y es un poco desesperante.

Mientras tanto, en la aldea de los elfos, Tauriel (Evangeline Lilly) y Légolas (Orlando Bloom) han capturado a un orco y cuando están intentando sonsacarle información, el orco les dice que ya no habrá 13 enanos sino 12 porque uno de ellos está a punto de morir, y es precisamente el enano Kili por quien Tauriel siente cierto afecto y con quien comparte una interesante conversación sobre superstición, suerte y la magia del universo, mientras Kili estuvo cautivo. Saber que está en peligro provoca que Tauriel desobedezca las órdenes del rey de los elfos de permanecer en el reino y cerrar sus puertas y huya para intentar salvar la vida del enano, así que volverán a verse más adelante en un intento de Tauriel por salvarle mediante medicina y magia élfica tal como hizo Arwen en El señor de los anillos con Frodo.

Evangeline Lilly como Tauriel

Una cosa está clara y es que aunque los elfos y los enanos no parecen llevarse bien, no dudan en ponerse de acuerdo cuando se trata de pelear contra los malvados orcos. Entre tanto, Bilbo intenta encontrar la piedra del arca que los enanos necesitan pero ésta se encuentra custodiada por el dragón junto con otras múltiples riquezas, en la aventura no pueden evitar que el dragón se enfade e intente volver a desolar el poblado, ¿lo conseguirá? Tendremos que esperar a la tercera parte para saber cómo sigue esta apasionante aventura que no deja indiferente a nadie.

Martin Freeman como Bilbo en la guarida del dragón

Nota: 8/10

Lo mejor:
  • Volver a ver la Tierra Media, con sus paisajes, arquitectura y estatuas, siempre es muy disfrutable.
  • Los momentos mágicos y la mitología propia de Tolkien, cuando los enanos llegan al pueblo de Bardo, y gracias al cual son capaces de traspasar las fronteras, al principio son perseguidos porque forman parte de una profecía pero después todo el mundo confía en que se deshagan del avaro y destructivo dragón al que todo el mundo teme y les despiden como héroes cuando se dirigen a la montaña para luchar con Smaug y arrebatarle el reino.
  • Beom (el cambiapieles) está muy logrado y engloba una dualidad muy curiosa, estremece cuando es criatura pero es comprensivo y cordial cuando es humano.
  • Tauriel cuando habla de las estrellas y la luz, me parece un momento precioso lleno de la mitología y simbología que tanto adoraba Tolkien, siendo un personaje ficticio (no aparece en el libro original) encaja perfectamente llegando a dar un equilibrio a la película y los personajes impresionante por su presencia y forma de actuar: impulsiva y rápida en la batalla pero reflexiva y serena en sus apreciaciones sobre la magia.


Lo peor:
  • Que no se puede evitar acordarse del señor de los anillos.
  • Las arañas que sobrecogen a cualquiera con su habilidad, audacia y enorme tamaño.
  • Se echan de menos vínculos más fuertes entre los múltiples personajes que permitan recordarlos y resalten sus características individuales.
  • La película a pesar de ser larga no explica bien algunas cosas, otras las repite en exceso como la secuencia de Sauron que satura un poco y al final a pesar de durar tres horas te deja con la intriga y con ganas de más.


-Alicia Hernández-

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