El alucinante mundo de Norman (Paranorman), rodada mediante la técnica de stop-motion, nos desvela la historia de un adolescente ‘rarito’ del típico pueblo americano. Total, solamente sostiene que puede hablar con los muertos.
Le veremos fuera de lugar en su propia casa, donde solamente recibirá el apoyo del espectro de su abuela; en el colegio, donde será objeto de las bromas pesadas del chulo del instituto.
El único que parece estar encantado con él es su amigo Neil, otro personaje excéntrico donde los haya.
Todo parece transcurrir por los cauces normales hasta que su tío, medio vagabundo, le desvela el secreto de una terrible maldición que una bruja echó al pueblo hace cientos de siglos. Sólo la realización de un determinado ritual detendrá la destrucción de su ciudad. Norman tendrá que realizar dicho rito acompañado de un singular grupo de compañeros tras la inesperada muerte de su tío, pero todo se precipitará en un torrente de aventuras espectacular cuando no puedan evitar que se desencadene la maldición. En este momento descubrirá junto con sus amigos que nada es lo que parece.
Estamos ante una de las mejores películas que se han realizado en 2012, y ha sido un año de grandísimas producciones. Habrá espectadores que piensen que exagero y no estén de acuerdo, pero la satisfacción que me produjo contemplar está maravilla visual sólo la he sentido cuando he visionado auténticas obras maestras.
Pienso sinceramente que es la película de stop-motion mejor realizada hasta la fecha, y este año se ha estrenado la maravillosa Frankenweenie de Tim Burton; con una fotografía de Tristan Oliver memorable y escenas inolvidables como la de Norman caminando por la calle saludando a los fantasmas, o llegando a la casa de su tío en la bicicleta, o la de la máquina expendedora en el pueblo...
También es muy reseñable el excepcional diseño de los personajes, tanto a nivel visual como de su trasfondo personal, gracias al buen hacer del equipo artístico como del singular guión firmado por Chris Butler.
No quiero olvidar mencionar la banda sonora de Jon Brion con la inolvidable "Norman's Walk", ni los efectos especiales y visuales que complementan perfectamente el desarrollo de la historia sin robarle protagonismo. En definitiva, nunca estaré completamente agradecido a Chris Butler y Sam Fell, los directores de la cinta, por haber creado este maravilloso relato visual.
Lo mejor: la escena en la que Norman camina por la calle saludando a los fantasmas del pueblo, con el tema "Norman's Walk" de fondo.
Lo peor: lo siento, pero con esta película no procede.
-Juan Martos-