Hijos de la medianoche narra la vida de Saleen Sinai, hijo ilegítimo de una mujer pobre, y Shiva, descendiente de una familia adinerada musulmana, que nacen en la misma clínica de Bombay, en el momento exacto en que se proclama la independencia de la India, las doce en punto de la noche del 15 de agosto de 1947. Influenciada por su pareja, que está siendo perseguido por sus ideas políticas de lucha contra las desigualdades de la India, la comadrona María intercambiará los bebes "para que los ricos sean pobres y los pobres sean ricos".
Como ellos nacerán otros mil niños: los "hijos de la medianoche", todos especiales, todos con poderes sobrenaturales. A partir de este momento acompañaremos a Saleem y a Shiva en el transcurrir de su vida, unida de una forma muy estrecha a los convulsos acontecimientos históricos que se sucederán en el país hasta los años ochenta.
Hijos de la medianoche, basada en la novela del mismo nombre de Salman Rushdie, está dirigida por la interesante directora india Deepa Mehta, cuya película Agua estuvo nominada a los Oscar en 2006 como mejor película de habla no inglesa. Nos encontramos ante la narración de una historia fascinante que se mueve entre lo mágico y lo real de una manera magistral. Viajaremos en el tiempo por Cachemira y Agra (1917-1946), Bombay (India), 1946-1957, Rawalpindi y Karachi (Pakistán), 1957-1971, Dacca (Bangladesh), 1971 y Nueva Delhi (India), 1972 -1977, contemplando los hechos históricos más relevantes del siglo XX de la India a través de los ojos de nuestro protagonista principal Saleem Sinaí.
Conoceremos la India bajo dominio británico y el romance de los abuelos de Saleem, Aadam Aziz, un médico liberal educado en Europa, y la bellísima Naseem, de familia ultraconservadora, a través de una sábana agujereada; observaremos las tensiones políticas de los años cuarenta que desembocan en asesinatos y la ruptura del país y la creación de Pakistán; viviremos la independencia de la India del raj británico, seremos testigos de la guerra civil pakistaní y la creación de Bangladesh y presenciaremos la parte más oscura de la historia que nos describe Saleem: "la noche interminable", el estado de emergencia de 1975-1977 declarado por la primera ministra Indira Gandhi, que supuso la suspensión de las libertades más básicas.
El tono de la narración en la primera parte, hasta que nuestro protagonista es consciente de sus poderes sobrenaturales que le une a los "hijos de la medianoche", nos recuerda la narración de un cuento, en el que nos encontraremos con historias de gran ternura que nos arrancarán una sonrisa y situaciones terribles que nos encogerán el corazón. A partir de ese momento pasamos a un relato de realismo mágico que nos acompañará hasta el final, alcanzando su momento cumbre en el periodo oscuro presidido por Indira Ganhi.
He de reconocer que me desconcertó el punto de inflexión que se produce cuando la directora cambia de estilo de narración, pero pasados unos minutos te sumerges en el maravilloso universo mágico de la película, cargado de metáforas y simbolismo. Quizá aquí se encuentra su grandeza, pero también su punto más problemático, pues esta simbología será difícil de entender si no se conocen la cultura y los hechos históricos recientes de la India.
Es notable el diseño de producción realizado por Dilip Metha, hermano y colaborador habitual de la directora. Consigue tal ambientación de las distintas épocas y lugares en los que se desarrolla la historia, que Salman Rushdie ha llegado a decir: "Ha sido una experiencia extraordinaria ver mi novela cobrar vida gracias al talento de tantas personas trabajando en armonía. El diseño de producción de Dilip Mehta, con su ojo atento a los detalles de cada periodo, recreó el universo de Hijos de la medianoche, en gran parte extraído de mis recuerdos de infancia, de forma tan vívida y precisa que por momentos se me entrecortó la respiración —¡Fíjate, ahí está la vieja Rolleiflex de mi padre! ¡Y, mira, los fieros gansos de mi abuela!—".
A gran altura están la fotografía de Giles Nottgens, la música de Nitin Sawhney y los distintos temas elegidos para acompañar la acción (especialmente impactante es la escena del twist cantado en indi que bailan dos de nuestros protagonistas en el momento previo a la declaración de la guerra civil pakistaní), la especial interpretación de todo el elenco de actores para dar vida al dulce Saleem, el malvado Shiva, la paradójica María, el disciplinado Zulfikar, la sensual y misteriosa Parvati… y tantos otros personajes que dan forma a esta curiosa cinta, cuyo proceso de preparación aconteció en el mes previo al rodaje, mediante un taller intensivo en Bombay en el que participaron los actores y la directora, conducido por la directora teatral Neelam Choudhry, y basado en el "Natya Shastra", un tratado de artes dramáticas de la India que incluye la tabla de rasas, es decir, los nueve estados mentales y emociones esenciales: el amor, el disgusto, el valor, el miedo, la alegría, el erotismo, el asombro, la compasión y la paz.
Os recomiendo sinceramente Hijos de la medianoche, y espero que os atrape su magia y belleza tal como lo hizo conmigo. No dejéis pasar la oportunidad de verla en pantalla grande.
Nota: 8.5/10
Lo mejor: hay muchos momentos inolvidables: el proceso de enamoramiento a través de la sábana con un agujero de los abuelos de Saleem, la escena en el bar entre Mumtaz y Nadir, presenciada por el joven Saleem, en que se besan por medio de un vaso, la oscuridad con que rueda la época de la primera ministra Indira Gandhi...
Lo peor: si no captas las continuas metáforas y simbología con que está contada la película es muy posible que te resulte desconcertante.
-Juan Martos-
Seguro que la disfrutas tanto como yo. Espero que te sorprenda.
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