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CRÍTICA Nebraska, la gran olvidada por los Oscar 2014

Nebraska nos presenta a Woody Grant (Bruce Dern) un hombre anciano tan castigado por la vida que a veces parece que se va a romper. Un buen día recibe una carta con un premio millonario, pero, al querer cobrarlo, descubre que tiene que desplazarse dos estados más allá desde su lugar de residencia. Como no puede conducir ni nadie le quiere llevar se decide a hacerlo andando, así que cada día se escapa de casa para cumplir su objetivo hasta que lo encuentran de nuevo en la carretera intentando ir a Lincoln donde se supone que según él cobrará la cantidad de un millón de dólares.

Un original guión sobre una historia corriente, nos hace navegar por la vida de un señor experto en desmitificar cualquier cosa que se le ponga por delante (hasta un monumento nacional icónico) y aún así se le coge tanto cariño que no quieres que la película se acabe.

Alexander Payne (Entre copas) nos presenta América decrépita que no le luce el pelo como estamos acostumbrados a ver: vemos el paisaje en blanco y negro y casi siempre nublado, además vemos obesos, marimandonas, alcohólicos, fracasados y un poco de todo, no se trata de la dinámica habitual de las películas típicamente hollywoodienses donde hay mucho guapo y guapa sueltos, cuerpos esculturales, triunfadores, paisajes preciosos y orgullo patriótico, Por el contrario se muestra una decadencia que va cautivando por su naturalidad y, aunque muestre algunas localidades estadounidenses, bien pudieran parecer cualquier pueblo de aquí al lado. En la película Nebraska las cosas pasan sin grandes aspavientos ni triunfos o risas: su ritmo es calmado y tranquilo pero sorprende por su brillante sentido del humor y poquito a poco va cautivando al espectador.

Retrato de familia de Nebraska (¡cuánto realismo!)

Woody Grant es un señor, ya bastante mayor, que se escapa cada dos por tres con intención de llegar a Nebraska. Viendo que ni el sheriff le puede parar en su propósito, su hijo pequeño David (Will Forte) decide llevarle en coche, aunque sólo sea para que se calle y se quede tranquilo.

Acompañamos a los personajes en un viaje que en principio resulta un tanto absurdo, puesto que todos menos el protagonista piensan que lo del premio es un timo. Sin embargo, más adelante y al final de la película nos damos cuenta de lo necesario que fue realizar ese viaje. Aun sabiendo el destino se presentan varias sorpresas que con su dosis de ironía y absurdo harán reír al más serio.

Angela McEwan y Will Forte en Nebraska

En parte el hijo de Woody necesita también ese viaje puesto que está en un momento de su vida en el que se plantea aspectos importantes como el amor, el trabajo, el matrimonio y le asusta parecerse a su padre, se ve reflejado en él porque además se parecen. Desafortunadamente en los momentos en los que intenta buscar respuesta a sus preguntas llega el señor Grant y le suelta cualquier cosa que no es otra que la cruda realidad: es un alcohólico que no se ha planteado esas cosas ni muchas otras importantes y tan solo ha vivido el momento. David Grant está como desencantado porque sigue sin encontrarse a sí mismo pero aún así llega el momento que deja que querer comprender a su padre y tan solo lo acompaña. De esa forma empezará a conocerle mejor y sentirse bien al igual que su padre puesto que la realidad es cruda a veces y no son ningunos héroes pero siempre hay algún motivo o ilusión por la que vivir.

Bruce Dern y June Squibb en Nebraska


Sorprende la malhumorada mujer de Woody interpretada con maestría por June Squibb que a sus estupendos 84 añitos rompe definitivamente con todos los moldes de madre y esposa y nos hace pasar ratos de gran diversión aunque también es un personaje cruel.

Padre e hijo tienen grandes paralelismos y las sobrias interpretaciones de los actores son sobresalientes. Cuando se unen a ellos el otro hermano (Bob Odenkirk) y la madre no desmerecen en nada esa naturalidad de fluye entre ellos y se compenetran mostrando lo que parece ser una familia real en la que la comunicación brilla por su ausencia y surgen malos entendidos que en realidad son la chispa de su microcosmos.

Bruce Dern y Will Forte en Nebraska


Nota: 8

Atentos a: la impresionante fotografía que pone de manifiesto un paisaje que es otro gran protagonista de la película y que en ocasiones se muerta mediante los reflejos y eso es sin duda precioso y más en una película en blanco y negro (lo que no quiere decir que no tenga color). La música es sorprendente por su ritmo y originalidad.

Dos momentos para recordar: hay varios reseñables, pero el momento de gloria de Woody es sublime, así como el instante en el que David redescubre a su padre por medio de la mujer que le amó en su juventud.

Lo mejor: Todo forma parte de la historia pero la escena en la que está Woody con sus hermanos es grandiosa. Los primos de David te harán pasar también un rato divertido.

Lo peor: La decadencia tan bien retratada que devuelve a la realidad a cualquier fantasioso.

Dedicatoria: a las personas mayores que todavía tienen sueños e ilusiones por mucho que se les echen los años encima.

-Alicia Hernández-

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