Era un tanto difícil pronosticar que un género como el western afloraría a día de hoy despertando tanto interés. Aunque quizás si ahondamos un poco en sus características formales y en los personajes que los pueblan, nos sea más fácil comprender por qué ahora y por qué desde ángulos tan diferentes, el neo-western "está de moda". Y precedo la palabra con un exultante neo- porque verdaderamente lo que estamos viendo en nuestras pantallas NO son westerns sino algo diferente, novedoso, hibridaciones de toda clase y condición, que resultan de lo más estimulantes. ¿Existen características comunes? Puede decirse que sí: la exaltación de la venganza, la estilización de la violencia, el ensamblaje de los grandes iconos del western que se toman prestados para ser magnificados, y, sobre todo, una mirada actual en las relaciones interpersonales a veces ribeteadas de humor y otras veces revestidas de drama. Y es que los caminos que toma el neo-western son inextricables.
La conexión que había entre el contenido y su contextualización histórica se ha roto este nuevo subgénero para dar paso a nuevas historias, con personajes que caminan por una fina línea entre el bien y el mal como antaño pero mostrando también inquietudes actuales, y desde prismas muy distintos.
Valor d





Y ahí tenemos Cowboys & Aliens, una obra que no podría tener su origen en otro lenguaje, puesto que es el que ofrece una mayor libertad de expresión. Aunque pendiente de fecha de estreno, ya el trailer nos hace prever que la hibridación del western y la ciencia-ficción futurista no nos dejará indiferentes. El reto estético ya está planteado y promete, sobre todo de la mano de un talentoso director como Jon Favreau, que ya nos deleitara con ambas cintas de Iron Man.

He dejado en último lugar, sin querer (al menos conscientemente), a una película que merece una mención especial en cuanto a sus intenciones y desde luego en cuanto a sus logros técnicos, aunque desde luego también una seria reprimenda en cuanto a todo lo demás. Hablamos de Rango, esa película que Johnny Deep ha promocionado y que se enfoca a un público infantil cuando no consigue despertar interés ni en los adultos. Aunque sus intenciones son buenas y por momentos la recreación de la estética-western es fabulosa, ni los gags humorísticos son efectivos (ni con adultos, ni con niños), ni la trama merece tan largo metraje. Sobre gustos nada hay escrito, pero la estética y el diseño de personajes es tan tremendamente feísta que roza lo desagradable. En cualquier caso, es cierto que es abrumadora la capacidad de la industria de animación para recrear el movimiento de la gravilla, el polvo o los líquidos así como para mostrar efectos tan complejos como la silueta de un personaje recortada sobre un sol abrasador o la realidad distorsionada por un vidrio. Recomendable solo por el mérito técnico, es probable que Rango haya abierto un camino en el mundo de la animación pero ha abierto también un frente al descuidar de una manera tan impropia la conexión con el espectador con una serie de infortunados problemas de guión.
Veremos qué nuevas sorpresas nos depara el mundo cinematográfico en el muy abonado campo del neo-western, que como vemos está aflorando con obras a veces desconcertantes, a veces fabulosas, pero que desde luego no tienen desperdicio.
Valor de ley: 7/10
A favor: las interpretaciones, la fotografía.
En contra: la música resulta pobre y el film no añade nada nuevo.
Red Hill: 9/10
A favor: música, epicidad, capacidad de engachar al espectador... y mucho más.
En contra: arranque un pelín flojo, pero que va generando una estructura climática.
Rango: 5/10
A favor: maravillosos efectos, texturas, capacidad para dejarte boquiabierto por las cosas que se consigue retratar (cómo se ve a través de un vidrio, el movimiento de la arena al desparramarse, la acción.
En contra: una trama vacía, predecible, cargada de tópicos. Se vende como película para niños y no lo es. La estética es abrumadoramente feísta (demasiado).
El bueno, el feo y el raro: 6/10
A favor: originalidad, humor, acción desbordante.
En contra: exceso de metraje, trama rocambolesca (aunque es parte de su encanto).