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PREESTRENO Carmina y amén: más allá del costumbrismo

Paco León ha presentado la segunda parte de su falso documental Carmina o revienta con el que rompió las barreras de la distribución en nuestro país con un estreno multiplataforma simultáneo. Agallas no le faltan y repite la aventura contando de nuevo con su fabulosa madre, Carmina Barrios a la que también hemos podido ver en ¿Quién mató a Bambi? y su hermana María León, una pequeña bestia interpretativa.

Era una de las películas más esperadas en la 17ª Edición del Festival de Málaga después de que la primera consiguiera el premio del jurado y se ha llevado una buena ovación por parte de los asistentes al pase del Teatro Cervantes similar a la que se llevó en los Cines Callao en el preestreno organizado por A Contracorriente Films.

Hablamos de Carmina y amén, una película que compone un díptico estupendo con la anterior cinta y que viene a asentar a Paco León como realizador consiguiendo ir más allá en varios planos: como narración la estructura es mucho más fluida, como comedia tiene momentazos épicos y como retrato costumbrista va un poco más allá de toda esa cosmovisión que avanzaba en 2012 lanzándose a la piscina incluso con una secuencia lírica en la que hace un pequeño cameo.


El argumento gira en torno a un suceso inesperado: la muerte del marido de Carmina... pero claro, en el momento más inoportuno. Como bien dice ella, las cosas que dice se convierten en verdad, así que decide "aplazar" el fallecimiento oficial de su hombre para conseguir cobrar la paga extra. Así es ella, genio y figura hasta la sepultura.

Todo es mejor también en el plano técnico en esta secuela: desde la fotografía y el sonido, hasta la socarrona crítica social que se hilvana entre las líneas cómicas.

Carmina con su loro Bárcenas

Con momentos que recuerdan a "Cinco horas con Mario" veremos a Carmina realizar un curioso monólogo con el cadáver de su marido, recordando el momento en que se conocieron o incluso increpándole por su falta de interés hacia ella como mujer.

Suena dramático, pero Paco León le da a todo el guión un aire de cachondeo inimitable que además está plagado de momentos surrealistas y frases memorables.

Carmina en su momento "Cinco horas con Mario"

Atentos, señores porque con esta película no solo se asienta como realizador y guionista sino que da claros síntomas de dar firmes pasos adelante y de tener muchas ganas de dar guerra. No será de extrañar que siga dando muestras de su talento atreviéndose con nuevos géneros y formatos. Demuestra que tiene talento, porque hacer reír no es precisamente fácil y su progresión ascendente es de lo más prometedora.

Nota: 8/10

Lo mejor: al margen del sentido del humor, que es lógicamente una de las principales armas que esgrime el guionista y director con maestría, lo más destacable es el homenaje a su madre, la forma en la que la humaniza a pesar y precisamente debido a su particular forma de ser y el mensaje que se subraya de nuevo respecto a la primera entrega: las madres son capaces de cualquier cosa por sus hijos.

Secuencia del entierro de Carmina y amén.

La secuencia más hilarante: un sobre de dinero perdido da pie a un par de secuencias buenísimas por no hablar de la conversación de Carmina con sus vecinas sobre el reiki (fantástica Yolanda Ramos).

Lo peor: no hay lugar para una tercera entrega, o quizás sí, quién sabe...

-Raquel Hernández Luján-

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