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Cisne negro, el reverso tenebroso del ballet

Película: Cisne negro
Dirección:
Darren Aronofsky
Países:
Estados Unidos
Año:
2010
Duración:
110 min.
Género:
thriller psicológico, drama
Guión:
Mark Heyman, Andrés Heinz y John McLaughlin
Producción:
Mike Medavoy, Arnold W. Messer, Brian Oliver y Scott Franklin
Música: Clint Mansell
Fotografía:
Matthew Libatique
Montaje:
Andrew Weisblum
Diseño de producción:
Thérèse DePrez
Vestuario: Amy Westcott
Distribuidora: Hispano Foxfilm

Interpretaciones:

Natalie Portman (Nina)
Vincent Cassel (Thomas Leroy)
Mila Kunis (Lily)
Barbara Hershey (Erica)
Winona Ryder (Beth)

No recomendada para menores de 12 años.


La última película de Aronofsky ha sido toda una revelación para el gran público. Para los que hemos seguido la trayectoria de este director desde Pi, no tanto, porque no esperábamos menos de él. Cisne negro es un thriller psicológico perfectamente hilado en el que descubrimos la ambición de Nina por alcanzar un puesto importante en su compañía de danza y su rotunda obsesión por conseguir encarnar a la perfección el papel del oscuro cisne caracterizado por la sensualidad y la pasión.

Para mostrar esta dualidad entre el cisne blanco que representa la pureza y la inocencia y el deseo y la seducción que desencadena el cisne negro, la película comienza con una secuencia de baile en la que vemos ese contraste, incluso desde la fotografía, con un fortísimo claroscuro. De nuevo Aronofsky retoma la película de grano grueso, aportándole un toque de realismo extra, que también consigue siguiendo muy de cerca las piezas de baile y permitiéndonos notar la respiración, el sudor y el esfuerzo de una increíble Natalie Portman. La actriz, que de niña recibió nociones de ballet, ha confesado que ha tenido que comenzar desde cero apoyándose en profesionales de la danza para poder dar el papel y llegando a adelgazar muchísmo (más de diez kilos). Además en el rodaje conoció a su actual pareja, el coreógrafo Benjamin Millepied, con el cual espera su primer hijo.

El director ha tratado así de retratar el enorme esfuerzo que realiza una bailarina profesional de ballet, lo que se muestra incluso en los detalles más aparentemente insignificantes como son la preparación de las zapatillas de ballet rajando las suelas, cosiendo las cintas y mojando las puntas para adaptarlas a los pies.


Para el marathoniano rodaje, que duró tan solo 42 días, Aronofsky optó por rodar el 16 mm., (yendo totalmente a contracorriente de la tendencia actual) lo que le da una textura muy especial a la cinta. Y si podemos establecer algún tipo de paralelismo con sus obras anteriores quizás podríamos ponerla en relación a Pi, por el retrato de una mente perturbada y con El luchador por la forma en la que se muestra el esfuerzo físico y la tensión psicológica a la que se ven sometidas las personas que participan en competiciones.

La película, que está nominada a 5 Oscars (mejor película, mejor fotografía, mejor edición, mejor director y mejor actriz principal), tiene prácticamente seguro este último y hay que resaltar también la fantástica dirección de actores y el montaje, que son también dignos de la estatuilla.


Nota: 9,5/10
Presta especial atención a: la kafkiana metamorfosis de Nina antes de estrenar la obra y la tortuosa relación de Nina (que pugna por dejar de reprimir su sexualidad y por hacerse una mujer) con su castradora madre, que proyecta en ella sus deseos frustrados y a la vez trata de ahogar sus ambiciones profesionales.
La mejor escena: en la redacción de Quiero Cine hemos tenido muchas dudas porque hay muchos momentos realmente buenos, pero hemos optado por la escena en la que Nina ensaya sola frente al espejo y su reflejo deja de obedecer sus movimientos.
El mejor plano: aquél en el que Nina extiende sus brazos como si fueran alas y a su espalda dos enormes sombras las muestran como si allí estuvieran. Ese plano muestra toda la esencia de la película: lo que Nina es y aquello en lo que se convierte.
Disfrutrarás más si... después de la película la analizas un poco. Nada está sujeto al azar, el montaje es muy preciso y todo nos conduce a la idea principal. Es una película redonda que juega con la definición etimológica de la perfección: la finitud.
Una reflexión: la extremada delgadez de Nina, su evidente problema con la comida y la obsesión del entorno con la eterna juventud y los cuerpos casi de niña de las bailarinas se reflejan a la perfección en la película, que de alguna manera realiza también una dura crítica a la presión a la que se somete a estas mujeres, condenadas a no madurar para poder seguir trabajando.

2 comentarios:

  1. tiene buena pinta, a ver si puedo ir este finde, saludos. Alicia

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  2. Por fin la vi ayer, ufff estuve en tensión a lo largo de toda la película, consiguen transmitir mucha angustia porque es bastante subjetiva, me resulta inquietante su lucha interior y a pesar de todo entiendes todo lo que le pasa, es como si le pudiera pasar a cualquiera. Me encantan los momentos de transformación ficción aunque a veces da miedito, lo de las uñas y los pellejos en los dedos da mucha cosa. Me encanta la escena en la que está bailando y la sombra que refleja tiene alas como si de verdad fuera un cisne. Me encanta también la actitud y transformación psicológica de Nina, creo que Natalie Portman se merece el Oscar y más porque lo hace súper bien, creo que está muy lograda la obsesión y la angustia que transmite y lo de que se le oiga la respiración mientras está bailando es total, transmite tanto el sufrimiento de tanto esfuerzo, como el placer de conseguir la perfección, es como un Jekyll y Hyde o como un Dorian Gray moderno, me gustó mucho aunque las pasas canutas también. Saludos. Alicia

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